martes, 5 de julio de 2011

¿Por qué Lalo?

Publicado: viernes 01 de julio de 2011
La Voz de Durango
http://www.lavozdedurango.com/noticias/durango/por-que-lalo

Juan Nava / La Voz
En el Durango de siempre nos conocemos todos. Tenemos cada quien nuestra historia, un devenir que sin ningún engaño, habla de nuestras familias y de nosotros. Difícilmente un duranguense engaña a otro. Las mentes brillantes en nuestro medio se dan poco, Eduardo Bravo Campos era una de esas.
Hoy nos falta Lalo, un par de asesinos le arrebataron lo más preciado, su vida.
¿Por qué Lalo?
La pregunta flota en el ambiente enrarecido de Durango en donde no parece haber respuesta alguna. Sus amigos se preguntan, y su bici de montaña no saldrá de nuevo a ninguna aventura. El Lalo brillante, deportista, amigo, admirado, triunfador, fue asesinado por una mente enferma, y no precisamente me refiero a sus ejecutores hijos del mal, renegados de Dios, sino a la mente sin remedio que planeó el asesinato del profesionista con toda alevosía y premeditación. Asesinaron a un duranguense ejemplar, y nos asesinaron a los demás duranguenses también. Entre la durangueñeidad, Eduardo Bravo era motivo de admiración y orgullo, pues era inteligente como pocos abogados. Jamás cargó una pistola como medida preventiva, pues no la necesitó, jamás insultó a nadie, pues era decente en demasía, educado, un ser humano con principios. Como abogado fue limpio y honesto, no merecía un final así.
Lalo creó el grupo ciclista "Correcaminos" con quienes practicaba ese deporte con entusiasmo. Sabía convivir, y a pobres y ricos, extraños y conocidos les otorgaba respeto siempre con su educación sobresaliente y siempre con humildad. Como profesionista no creo, no acepto, me es imposible creerlo, que haya perjudicado humanamente a alguien, siempre Lalo actuó apegado a derecho pues era de los poquísimos abogados locales que litigaba en base a jurisprudencia. Agudo como su padre don Juan Bravo Cuevas, Eduardo llevó su despacho a la excelencia profesional y quienes hayan trabajado con el extinto profesionista adquirieron hoy la enseñanza, gallardía y pulcritud que tanto don Juan como Lalo les enseñaron: amar a Durango, luchar por su tierra y su buen nombre, ser hijos de Dios en base a su honestidad y limpieza. A los trabajadores de ese despacho les heredaron como ejemplo de vida los mejores valores, con la ética siempre por delante.
Es muy difícil aceptar que un hijo de Durango como Eduardo Bravo fallezca en la plenitud de la existencia, con tantísimos éxitos, reconocimientos, amigos como tenía y es muy difícil controlar la ira y el coraje de saber que el asesino intelectual no tendrá castigo humano, en este convulso Durango en donde la violencia no tiene límite, donde las autoridades brillan por su ineficiencia, donde la corrupción avasalla por doquier, donde todo es sólo buena voluntad y discurso. Este Durango que tanto amamos que tiene y posee tantas bondades y que hoy para lamento de todos sus ciudadanos se ha convertido en tierra de nadie, donde la ley del más fuerte, o debo decir, ¿la ley del crimen? amordaza a la ciudadanía bajo un sudor de terror que parece no llegar a su fin.
Ojalá pueda esclarecerse el asesinato de Eduardo Bravo Campos, lo pedimos con exigencia, como pedimos y exigimos esclarecer los crímenes de Javier Saravia, Arturo Pérez Gavilán, los doctores Roqueta y Burciaga, y como el de tantos abogados que han muerto a manos de los tentáculos ominosos del crimen. Deben agotarse las pistas, ahondar en los rumores y cerciorarse si el crimen del reconocido profesionista Bravo Campos tuvo algo qué ver con el asunto de la Universidad Juárez como se presume entre la gente del exrector Rubén Calderón Luján, si tuvo algo qué ver con terrenos disputados al exgobernador Ismael a favor de la familia Avelar, si tuvo algo qué ver con el añejo asunto de la minera Romer, o algo qué ver con el asunto de la minera Bacis a favor de la familia Berlanga u otros casos que el abogado llevaba, como el caso de una niña que fue abusada por un muchacho de apellido Muller o aquel acuchillado al salir de una disco por el mismo señalado, asuntos que cayeron en manos de su despacho, si engendró odios por asuntos legales fuera de Durango, en fin, todas las pistas que conduzcan a esclarecer este hecho, que hayan motivado deseos de venganza.
Que actúen todas las instancias para que no vuelva a repetirse el triste caso de un duranguense brillante asesinado.